El verano es época de festivales, la estación de las fiestas, de caballos y de romerías, de farolillos y casetas en ferias, de deportes al aire libre. El piragüismo y la canoa tienen su espacio en la travesía mas dura de España en su género de la ruta Romana del aceite. Pero si algo nos ofrece es la oportunidad de contemplar como nunca las tonalidades de su tierra.
Son pocos los fotógrafos en Sevilla que se resisten a inmortalizar los bellos paisajes con su cámara fotográfica, sus lugares llenos de encanto y muy singulares debido a la herencia que han dejado civilizaciones pasadas. Un profesional de la fotografía se animaría a subir a La Capitanía, que representa una de las montañas más alta de la provincia, pues ella ofrece vistas impresionantes sobre todo si lo hace en un día despejado y con poco calor ya que son casi dos horas cuesta arriba.
Existen lugares imprescindibles en el centro en los cuales elaborar estudios de fotos en alguna visita a la capital andaluza. Si se quiere captar los atardeceres de ensueño se debe realizar desde lo más alto de Las Setas, sin embargo es imposible ignorar las pintorescas y encantadoras calles que se ofrecen a muchas fotografías.
La zona sur hacia Doñana es maravillosa, pasando por Coria-Puebla del rio tienes opciones de capturar su belleza haciendo breves paradas incluso se puede fotografiar la reserva de aves que la acompaña si cuentas con un equipo modesto y compacto.
No obstante, la provincia en verano también te muestran muchos pueblos perdidos con encantos y aspectos especiales como por ejemplo el Palmar de Troya con edificios en que suelen dejarte muchas incógnitas por sus peculiares formas. Por último, se puede optar por Alcalá de Guadaira que permite buena toma en la parte del rio, el famoso puente del dragón o el Castillo de las Guardas.